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Capítulo 1 – Los Pecados del Cardenal

La Constitución de la República de Honduras, en su artículo 77 menciona que “Se garantiza el libre ejercicio de todas las religiones y culto, siempre que no contravengan las leyes y el orden público. Los ministros de las diversas religiones no podrán ejercer cargos públicos, ni hacer en ninguna forma propaganda política, invocando motivos de religión o valiéndose como medio para tal fin de las creencias religiosas del pueblo.”

No hay margen de error, no hay posibles interpretaciones, la Constitución es clara. Pero ¿Qué pasa cuando son los líderes religiosos quienes posicionan sus valoraciones particulares y creencias para interferir en el espacio público y en el juego democrático, además de someter las normas públicas vinculantes a sus creencias?

En Honduras, los valores y principios religiosos han interferido de forma directa en la construcción de la cultura hondureña, a tal punto de convertirse en normas sociales que han llegado a trascender a la esfera política del país, creando una relación directa entre las religiones y el surgimiento de conflictos sociales con notorias implicancias políticas, vinculados especialmente al incremento de los fundamentalismos religiosos.

-aquellos movimientos y posturas que intentan imponer en forma monopólica su particular visión del mundo, abriendo la interrogante sobre la factibilidad de alcanzar la coexistencia pacífica entre grupos que sustentan visiones religiosas diferentes en el seno de sociedades que valoran la tolerancia como valor primario de la convivencia, expresada en la secularización de sus instituciones, y cuya protección ha sido consagrada por el marco político del Estado laico-.

El Cardenal Oscar Andrés Rodríguez Maradiaga

El Cardenal Oscar Andrés Rodríguez es una figura reconocida a nivel internacional, y no solo por su título de Arzobispo y Cardenal o por su importante papel dentro del Catolicismo Latinoamericano, el Cardenal fue casi que reconocido como un delegado presidencial en los gobiernos de Pepe Lobo y Juan Orlando Hernández: presidió galas benéficas, recibió reconocimientos y visitas diplomáticas en casa presidencial, podría decirse incluso que fue una figura visible en cuanto a las relaciones exteriores del país en años anteriores.

Eminencia, reverendísimo, ilustre, insigne, excelentísimo, son solo algunos de los calificativos con los que se le conoce al Cardenal Oscar Andrés Rodríguez en la alta esfera política del país; en los gobiernos de Pepe Lobo y Hernández era cosa común verlo en algunos eventos del gobierno, dándose la mano, abrazándose, o dando declaraciones relacionadas a las gestiones de país.

Pero quienes lo miraban por la televisión en esos altos eventos no pensaban en el Cardenal como una “eminencia”, había otros calificativos para referirse a él, calificativos con altos niveles de rabia y dolor, pero ¿por qué? ¿quién es ese hombre que todos los domingos dirige la misa desde la Basílica de Suyapa?

Si deseas darle seguimiento a esta nota, les invitamos a que estén pendiente de su capítulo dos, en donde te contaré sobre los pecados del Cardenal.

Flor Euceda

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Escrito por: Tinta Verde

Tinta Verde es un proyecto formativo y divulgativo periodístico enfocado en tratar a profundidad la problemática que viven las mujeres de Honduras, y articular herramientas de comunicación para enfrentar la desinformación y manipulación informativa con sesgos machistas y discriminatorios que existe en el país.

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