Cerca de 50 seminaristas en Honduras protestaron contra un patrón extendido y arraigado de prácticas homosexuales en el seminario mayor de Tegucigalpa.
En una carta escrita a los docentes del seminario y que se distribuyó en junio anterior a los obispos católicos del país, los seminaristas afirmaron que existe una “evidencia irrefutable” de que una red homosexual está impregnada en la institución y está siendo protegida por su rector.
“Los seminaristas heterosexuales están escandalizados y realmente deprimidos”, dijo uno de los seminaristas que redactó la carta al Register.
“Muchos están pensando en dejar el seminario”, dijo el denunciante, que habló bajo condición de anonimato por temor a represalias. “Me temo que muchos se irán”, advirtió.
Las inquietantes acusaciones hondureñas tienen particular resonancia en EE.UU. porque se hacen eco de algunos aspectos clave del actual escándalo en la Iglesia en ese país sobre los presuntos abusos sexuales cometidos por el cardenal Theodore McCarrick, arzobispo emérito de Washington.
Similar a los cargos que rodean al cardenal McCarrick, quien presuntamente participó en una práctica de larga data de presionar a los seminaristas para que ejercieran actividad sexual con él mientras servía como obispo en dos diócesis de Nueva Jersey durante los años 1980 y 1990; el obispo auxiliar de Tegucigalpa Juan José Pineda Fasquelle ha sido acusado de participar en interacciones homosexuales con seminaristas de Tegucigalpa.
Y, justo cuando las revelaciones sobre McCarrick han provocado preguntas preocupantes sobre lo que sabían sus hermanos obispos estadounidenses y del Vaticano sobre sus relaciones con los seminaristas y del porqué no se divulgó públicamente las irregularidades durante tanto tiempo, las acusaciones hondureñas cuestionan las acciones del cardenal de Tegucigalpa Óscar Rodríguez Maradiaga.
Aunque el cardenal Maradiaga, confidente clave del papa Francisco, coordinador del grupo de cardenales C9 que lo asesora sobre la reforma del gobierno de la iglesia y la curia romana, ahora está siendo señalado por haber supuestamente desatendido las evidencias de conducta homosexual del Obispo Pineda, cuya renuncia como obispo auxiliar fue aceptada por Francisco el 20 de julio.
Según los informes, la carta de los seminaristas hondureños no recibió elogios por haberse presentado en junio; en cambio, el cardenal Maradiaga los acusó de ser “chismosos” que desean retratar mal a sus compañeros seminaristas, según fuentes en Honduras.
LA CARTA. Register obtuvo el texto de la carta sin firmar, que fue un esfuerzo conjunto de 48 seminaristas (de los 180 inscritos) que declararon que no podían “ocultar más la magnitud de este problema en el seminario”.
“Estamos viviendo y experimentando un momento de tensión en nuestra casa debido a situaciones gravemente inmorales, sobre todo, de homosexualidad activa dentro del seminario que ha sido un tabú todo este tiempo”, escribieron los seminaristas, “y encubriendo y penalizando esto” por lo que el problema ha crecido enormemente y se convirtió, como dijo un sacerdote hace cierto tiempo, en “epidemia en el seminario”.
La carta hizo un llamado a los formadores del seminario para que sigan las enseñanzas de la iglesia enseña acerca de tal conducta y solicitó un nuevo “proceso formativo” que esté más actualizado y represente una visión “holística” y “profética” y se afirmó que cualquier seminarista que participe en actividades homosexuales debe ser removido del seminario, incluso si es amigo de los formadores, porque esa persona “no es apta para el ministerio pastoral” y “causará dolor a la iglesia antes o después.”
“¡No todos los que quieran pueden ser sacerdotes!”, dice la carta y añade que “el ministerio es un don que debe ser vivido y recibido desde la convicción del evangelio y el amor radical y celoso”.
Los seminaristas insistieron en que su carta no se estaba llevando a cabo una “persecución” o un ejemplo de “homofobia”; las acusaciones que algunos líderes locales de la iglesia han lanzado cuando los seminaristas plantearon preocupaciones similares en ocasiones anteriores. “Tampoco es un chisme o falta de hombría”, dijeron.
Los seminaristas señalaron en el párrafo final de la carta, que su postura no fue el producto de una sola parte interesada, sino que fue escrita “por un grupo de seminaristas” que habían sido impulsados por directores espirituales y otros sacerdotes en el seminario a evidenciar sus preocupaciones.
“Humildemente pedimos perdón si nuestras palabras lo ofenden o le hacen sentir incómodo, pero estamos convencidos de que era necesario expresar con libertad, respeto y caridad esta realidad”, dijeron los seminaristas a sus formadores. “Expresamos nuestro afecto fraternal y oramos por usted, que es el jefe de esta casa y que también tiene una misión difícil. Lo ponemos en las manos de Nuestra Señora de Suyapa, patrona de este seminario, y de San José, patrón de todos los seminaristas del mundo en la Iglesia universal”.
La parte toral de la carta dirigida a los obispos señala que un seminarista de la diócesis de Santa Rosa de Copán intentó quitarse la vida en abril anterior, después de descubrir que su amante (un hombre) en el seminario estaba en otra relación.
Register ha obtenido una copia de la nota de suicidio del seminarista. “Voy a la casa de mi padre”, dice la carta manuscrita. “Nunca creí que mi amigo, mi hermano, en quien confiaba todo y al que le di demasiadas cosas” me hubiera “traicionado de esa manera”.
The Register también obtuvo evidencia gráfica fotográfica de pornografía homosexual, intercambiada en WhatsApp entre los seminaristas que no firmaron la carta, así como otros mensajes obscenos. Los intercambios han sido verificados como auténticos por especialistas en informática de la Universidad Católica de Honduras que buscaron en la memoria de la computadora y entregaron una copia a los obispos del país.
LA RESPUESTA DE LOS OBISPOS. A principios de junio, durante la asamblea permanente de la Conferencia Episcopal Hondureña, el obispo Héctor David García Osorio de Yoro, que está a cargo de las vocaciones y seminarios, pidió que se discutiera el tema de la homosexualidad en el Seminario Mayor. La carta de los seminaristas luego circuló entre los obispos durante la reunión.
Cuando la carta fue leída en la asamblea, según narraron las fuentes, el cardenal Maradiaga y el presidente de la Conferencia, el obispo sampedrano Ángel Garachana Pérez. comenzaron a atacar a los autores de la carta.
El obispo Guy Charbonneau de Choluteca confirmó el 29 de junio a Register que la asamblea permanente recibió la carta. Dijo que la conferencia de obispos está llevando a cabo una investigación para ver si las acusaciones son ciertas. “Actualmente estamos en este proceso”, dijo Charbonneau. “Cada obispo tiene que lidiar con eso entrevistando a los seminaristas de su propia diócesis”, explicó.
“Este es un problema nuevo”, agregó. “Tal vez sucedió en otros años, pero no en la dimensión de la que se habla ahora”, declaró.
Los obispos hondureños se reunieron el 23 de julio para discutir nuevamente las protestas de los seminaristas. Una fuente cercana a las discusiones le dijo a Register que es probable que no se tomen las medidas inmediatas para responder a los problemas que estarían ocurriendo dentro del seminario.
Register se contactó con la oficina del cardenal Maradiaga, la Conferencia Episcopal Hondureña y cada uno de los obispos del país, solicitando más comentarios sobre el asunto. Ninguno de los obispos había respondido a las consultas de Register en el momento en que se publicó este artículo.
“La homosexualidad en el seminario es un problema que ha proliferado en los últimos años”, dijo el seminarista que habló con Register bajo la condición del anonimato.
“Otro problema es que cuando alguien habla de manera diferente a lo que dicen los obispos o el cardenal, se los censura y se los expulsa”, agregó.
“Los obispos se han estado reuniendo para hablar sobre esto”, dijo. “Cuando se descubrió el problema, las personas dijeron ‘no’ al principio y lo negaron. El problema es que [la homosexualidad] ha aparecido y se está negando. El cardenal, por desgracia, lo ha negado. Pero el problema ahí está”.
El seminarista añadió que “si la gente viene a investigar, encontrará cosas peores que las que se descubrieron en Chile”.
LA RENUNCIA DEL OBISPO PINEDA.
La noticia de la protesta de los seminaristas se produjo después de meses de acusaciones de abuso homosexual y mala conducta financiera del obispo Pineda.
Desde diciembre de 2017, el cardenal Maradiaga ha sido acusado de permitir que el obispo Pineda continúe sirviendo en su puesto e incluso de ponerlo al frente de la arquidiócesis capitalina, en especial durante la ausencia del cardenal para recibir tratamientos médicos en Houston por el cáncer de próstata que padece, a pesar de una serie de alegatos de relaciones homosexuales contra el obispo Pineda y que habría tenido con seminaristas.
Pineda fue acusado de irregularidades financieras, las cuales salieron a luz el año pasado en una investigación papal. Se informó que los hallazgos de esa investigación fueron presentados en mayo de 2017 a Francisco, pero no han sido divulgadas.
Register obtuvo el texto de dos testimonios de seminaristas sometidos a la investigación, que detallaban las denuncias de conducta sexual inapropiada por parte del Obispo Pineda.
El Vaticano no reveló la razón específica por la cual el obispo Pineda habría renunciado. En una declaración publicada después de que se anunció su dimisión el pasado 20 de julio, el obispo tampoco dio ninguna explicación y expresó poca contrición. En su declaración, dijo que había intentado “de todo corazón para servir…al arzobispo, al clero, a los seminaristas y al Pueblo de Dios” de la Arquidiócesis de Tegucigalpa.
“Si lo conseguí, bendito sea Dios”, dijo el obispo Pineda. “Si les fallé, pido perdón”, plasmó.
Aunque el Vaticano no reveló si las acusaciones de mala conducta sexual con seminaristas fueron decisivas en la aceptación del papa de la renuncia del obispo Pineda, tanto el papa Benedicto XVI como el papa Francisco han enfatizado que los hombres que participan en actividades homosexuales o que tienen una homosexualidad “profundamente arraigada”, cuyas inclinaciones no deberían admitirse en los seminarios.
En 2005, poco después de la elección de Benedicto, la Congregación para la Educación Católica publicó su Instrucción sobre los criterios para el discernimiento de las vocaciones con respecto a las personas con tendencias homosexuales en vista de su admisión al Seminario y a las Sagradas Órdenes.
Ese documento del Vaticano afirmaba que la iglesia “no puede admitir en el seminario ni en las órdenes sagradas a quienes practican la homosexualidad, presentan tendencias homosexuales profundamente arraigadas o apoyan la llamada ‘cultura gay’”.
El documento dice que “tales personas, de hecho, se encuentran en una situación que les impide relacionarse correctamente con hombres y mujeres. Uno no debe de ninguna manera pasar por alto las consecuencias negativas que pueden derivarse de la ordenación de personas con tendencias homosexuales profundamente arraigadas”.
El papa habló durante una audiencia celebrada en mayo a los obispos de Italia, en la que reafirmó inequívocamente que los hombres con “tendencias profundamente arraigadas” o que participan en “actos homosexuales” no son candidatos adecuados para la admisión al seminario.
Respecto a estos hombres, añadió el pontífice “si tienen la más mínima duda, es mejor no dejarlos entrar”, según Vatican Insider, porque su admisión puede conducir a escándalos y comprometer la vida comunitaria del seminario.
CARDENAL MARADIAGA. El cardenal Maradiaga no había respondido a las preguntas presentadas por Register sobre las acusaciones de conducta homosexual generalizada en el seminario arquidiocesano de Tegucigalpa cuando se publicó este artículo. Fuente informada dijo que (Maradiaga) lo califica como invento.
“Él busca a los culpables, pero no se da cuenta de que más de la mitad de los seminaristas son homosexuales”, dijo la fuente, agregando que algunos formadores se negaron en fecha reciente a participar en las ordenaciones sacerdotales debido a la presunta homosexualidad de los candidatos. “El cardenal los ordenó”, dijo la fuente.
Hasta la fecha, Francisco se ha negado aceptar la renuncia del cardenal Rodríguez Maradiaga, luego que éste se viera obligado a presentar su dimisión en diciembre de 2017 cuando cumplió 75 años, la edad obligatoria de jubilación para los obispos.
Al trasluz de la acción del Papa (Bergoglio) en Chile sobre el abuso sexual clerical y la participación del Vaticano en las restricciones impuestas al cardenal McCarrick tras una acusación “creíble” de abuso sexual de un menor a principios de la década de 1970 en la Arquidiócesis de Nueva York, los observadores están sugiriendo que el cardenal Maradiaga podría ser el mayor responsable de los problemas que han surgido en su propia Arquidiócesis.
Un artículo de la agencia The Associated Press y publicado el pasado 20 de julio relacionó específicamente la situación que se vive en Tegucigalpa con la pregunta de cómo el papa Francisco podría responder a las revelaciones del cardenal McCarrick. Se tomó nota del artículo: “El obispo auxiliar Juan José Pineda Fasquelle, de 57 años, fue acusado de conducta sexual indebida con seminaristas y gasto excesivo para sus amantes que era tan obvio para los fieles en Honduras que Maradiaga ahora está bajo presión para revelar lo que sabía sobre él. Las fechorías de Pineda y por qué toleró a un obispo gay, sexualmente activo en sus filas».