Bertita, hoy hace un año nos despertamos con un estruendo terrible: la noticia de tu muerte.
Esta noticia impactó la vida de todo un pueblo, hace un 1 año te lloramos, hace un año nos arrebataron tu presencia física; pero también, hace un año dejaste de ser una Berta y te convertiste en millones de Bertas por todo el mundo.
Tu asesinato evidencia la corrupción que por años ha garantizado la impunidad del sistema de justicia hondureño.
La búsqueda de justicia en el proceso investigativo ha sido una lucha constante, quienes ostentan el poder han querido garantizar impunidad.
Conocemos de 7 presuntos implicados, pero escuchamos un vasto silencio cuando se trata de los autores intelectuales.
Lejos de obtener justicia, se han cerrado las puertas a las víctimas, ha recrudecido la represión y han encubierto a los autores intelectuales y financieros que te asesinaron.
El ministerio público no es garantía de una verdadera investigación y la justicia en Honduras se compra y se vende a los grandes intereses económicos.
Esto es aún más preocupante (pero a la vez toma más sentido) cuando recientemente conocimos un informe de la organización Global Witness en el que Honduras es el país más peligroso para ejercer la lucha en defensa de la vida y la madre tierra.
Quienes asesinaron a Berta pretendían no solo matar a la mujer, a la guerrera, pretendían matar la lucha por defensa de los bienes comunes, la lucha por la defensa de la vida, la lucha contra el modelo capitalista y extractivita; modelo del cual se lucra y que hoy defiende la dictadura del Partido Nacional.
Berta nos trazó el camino, como un caudal en el río, que irrumpe aunque lo intenten desviar, como el sol del amanecer que llena de luz nuestras vidas, como el cantar los de pájaros que despiertan la esperanza, así era tu voz y así continuará hoy tu lucha.
La Guardiana de los ríos, la defensora de la vida, la guerrera, la compañera que en las movilizaciones nos decía: Hágale huevos compa. Esa Berta se quedó, no la mataron ni podrán matar sus ideas; su lucha y valentía se quedó.
Se quedó en doña AustraBerta, mujer valiente que desde el siglo pasado fue un pilar fundamental en la lucha de las mujeres; quedó en Bertita, guerrera valiente que asume hoy la responsabilidad de liderar el COPINH; quedó en Olivia, mujer que asume la disputa por el poder para refundar el país en LIBRE.
Te quedaste en todo un pueblo que lucha y camina por su liberación; un pueblo representado en las Lencas del COPINH, en los pueblos negros, en las mujeres del pueblo Tolupan, en los niños de nuestras aldeas, y de nuestros barrios.
Asumamos entonces, como pueblo, que Berta es amor, Berta es lucha, Berta es resistencia, Berta es COPINH y el COPINH es Berta, Berta somos todos y todas.
Y reafirmemos nuestro compromiso de continuar luchando para cambiar esas condiciones de explotación y despojo contra las cuales luchaba Berta, desde cualquier trinchera y desde cualquier latitud.
¡Berta vive, la lucha sigue y sigue!
Equipo de trabajo La Raíz-Jimmy Bermúdez